ÁGORA



Alejandro Amenábar ha vuelto a la escena después de cinco años de ausencia durante los cuales el director ha puesto en pie un proyecto faraónico, Ágora.

Un drama que se desarrolla en el antiguo Egipto, en el momento del declive del Imperio Romano. En la ciudad conviven tres religiones, los politeístas egipcios, los judíos y los cristianos. Todos quieren tener el poder, el uso de la religión inicia la batalla para conseguirlo. Paralelamente se desarrolla la historia de una joven filosofa atea, estudiosa del cosmos, sus alumnos y un esclavo cristiano enamorado de ella.
La película ha sido rodada en la isla de Malta y son muchos los decorados que reproducen fielmente los lugares en los que se basa la historia.

Pienso que Amenábar ha hecho una buena película, hay una novedad anecdótica, vemos en varias ocasiones los viajes Google Earth desde el cielo, enlazando la tecnología a los posicionamientos religiosos de la película.

La historia está bien contada, aunque tengamos la sensación a la vista de algunas escenas de un “ déjà vu”. Si el tema es de interés para el espectador es una película recomendable.

1 comentario:

Julio Cob dijo...

En mi opinión es una película excelente, al estilo de las grandes superproducciones que prácticamente nunca se han producido en España. Muy bien ambientada, entretiene, y aunque un poco pesada a media película, cumple y tendrá opciones a premios internacionales.

La película ha sido posible gracias a un buen puñado de millones de euros que han puesto en las manos de Amenábar, por lo que me sorprende que no haya recurrido a ningún actor español. En época de tanto paro, no se entiende. Quizá sea que para los actores españoles no exista la crisis.

Veo que es una película políticamente correcta. En demasía. Si hasta ahora básicamente todo se reducía a criticar al catolicismo (jamás a cualquier otra religión) ahora parece ser que le toca al cristianismo (siempre puesto como ejemplo en las críticas a Roma). No creo que los cristianos del siglo IV fueran así, por lo que su veracidad histórica queda en entredicho.

Fuera de su manipulación, es una gran superproducción hacia buena taquilla y obtención de premios.

Y como decía, cumple con el fin cualquier película: entretener.