Hace unos días me recomendaron un libro, por el título pensé que sería un típico relato en clave de humor , ya que el humor es el mejor aliado que tiene la narrativa para expresar ideas de manera simple y efectiva.
Pero, aún siendo su desarrollo un poco en broma, transmite la realidad del comportamiento de una sociedad donde la imbecilidad derrota a la inteligencia. El autor intercambia opiniones con un profesor de Filosofía que ha escrito bastante sobre Ética Política y Filosofía del Derecho.
En las cartas que se van enviando nos hacen participes del debate sobre el ocaso de la inteligencia.
El libro es ameno, me hizo pensar, analizar y extrapolar las ideas que se van desgranando a la situación socio-política que estamos viviendo. Como referencia dejo estos pasajes significativos del libro.
“En los países más industrializados, la esperanza de vida de la población se eleva cada vez más y el número de dementes seniles aumentan también en millones. Los bajos índices de natalidad y la pronunciada longevidad concentran un elevado porcentaje de población en edades (por encima de los 70-75) en que la estupidez inducida por el envejecimiento no es ya un riesgo sino una certeza estadística. El mundo envejece…y entontece.”
“La estructura social obliga a los individuos a conformarse con los comportamientos preestablecidos. El espíritu critico y en general el ejercicio de las dotes intelectuales queda aplastado, frustrado o al menos mitigado. Muchas personas inteligentes, una vez que han comprendido la irremediable estupidez que caracteriza a las estructuras sociales de las que forman parte, cometen el terrible error de intentar ponerles remedio. Otros, entienden que semejante proyecto está condenado al fracaso se adaptan a la imbecilidad, pero no por ello renuncian a su inteligencia.”
“El número de imbéciles que hay en el mundo es tan elevado que se constata que entre ellos, muchos ocupan posiciones de prestigio y de mucho poder, por lo que ejercen una influencia notable sobre las vidas de sus semejantes”
“La imbecilidad domina, manda, está en el poder. Y el poder no necesita talento.
Pero actúa en beneficio propio, y tiende a imprimir su propia imagen del mundo que lo rodea y a reproducir la estupidez, de la que extrae su razón de ser.”
Pero, aún siendo su desarrollo un poco en broma, transmite la realidad del comportamiento de una sociedad donde la imbecilidad derrota a la inteligencia. El autor intercambia opiniones con un profesor de Filosofía que ha escrito bastante sobre Ética Política y Filosofía del Derecho.
En las cartas que se van enviando nos hacen participes del debate sobre el ocaso de la inteligencia.
El libro es ameno, me hizo pensar, analizar y extrapolar las ideas que se van desgranando a la situación socio-política que estamos viviendo. Como referencia dejo estos pasajes significativos del libro.
“En los países más industrializados, la esperanza de vida de la población se eleva cada vez más y el número de dementes seniles aumentan también en millones. Los bajos índices de natalidad y la pronunciada longevidad concentran un elevado porcentaje de población en edades (por encima de los 70-75) en que la estupidez inducida por el envejecimiento no es ya un riesgo sino una certeza estadística. El mundo envejece…y entontece.”
“La estructura social obliga a los individuos a conformarse con los comportamientos preestablecidos. El espíritu critico y en general el ejercicio de las dotes intelectuales queda aplastado, frustrado o al menos mitigado. Muchas personas inteligentes, una vez que han comprendido la irremediable estupidez que caracteriza a las estructuras sociales de las que forman parte, cometen el terrible error de intentar ponerles remedio. Otros, entienden que semejante proyecto está condenado al fracaso se adaptan a la imbecilidad, pero no por ello renuncian a su inteligencia.”
“El número de imbéciles que hay en el mundo es tan elevado que se constata que entre ellos, muchos ocupan posiciones de prestigio y de mucho poder, por lo que ejercen una influencia notable sobre las vidas de sus semejantes”
“La imbecilidad domina, manda, está en el poder. Y el poder no necesita talento.
Pero actúa en beneficio propio, y tiende a imprimir su propia imagen del mundo que lo rodea y a reproducir la estupidez, de la que extrae su razón de ser.”
Éstos argumentos en particular, me hacen pensar, a tenor de lo que observo , de un lado y otro, que la imbecilidad y la estupidez se han instalado en la clase política de nuestro país , favoreciendo el crecimiento de los más tontos .
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