Durante estos últimos días hemos conocido el caso de una mujer italiana, Eluana Anglaro, en coma vegetativo desde hace diecisiete años, su familia pedía fuera desconectada de los medios que la alimentaban e hidrataban, para poner fin a una situación irreversible. Después de años de batallas judiciales finalmente la Corte Suprema Italiana adoptaba una decisión favorable a la petición de la familia Anglaro.
En Italia, este caso ha divido al país, como imagino en muchos otros donde, la eutanasia está vista como un crimen, calificativo que ha empleado el propio Sr. Berlusconi , un hipócrita queriendo sacar una rentabilidad política, apoyado por la curia romana , de la cual su máximo responsable el Papa Benedicto XVI lo calificaba de “abominable asesinato , un acto indigno del hombre” , habría que ver que pasaría en el Vaticano si él estuviera en esa situación.
En medio de la crisis política, provocada por este caso y como fondo el debate entre partidarios y opositores a la eutanasia, Eluana falleció ayer a las 20:00h., antes de lo que pensaban los doctores que la atendían.
Pienso que morir es un proceso que merece el mismo respeto que cualquier otro de la vida humana, sencillamente morir como personas, evitando quedar condenado en un objeto pasivo. Morir con dignidad significa hablar de un derecho reconocido a las personas para que podamos tomar por sí mismos decisiones relativas a nuestra propia muerte. Mantener con vida un cuerpo inerte de forma artificial, es lo más cruel que se le puede hacer a un ser humano y en este caso, sólo cabe alegrarse de que, al fin el calvario de Eluana haya llegado a su fin.
Pienso que morir es un proceso que merece el mismo respeto que cualquier otro de la vida humana, sencillamente morir como personas, evitando quedar condenado en un objeto pasivo. Morir con dignidad significa hablar de un derecho reconocido a las personas para que podamos tomar por sí mismos decisiones relativas a nuestra propia muerte. Mantener con vida un cuerpo inerte de forma artificial, es lo más cruel que se le puede hacer a un ser humano y en este caso, sólo cabe alegrarse de que, al fin el calvario de Eluana haya llegado a su fin.