En un país, agobiado por una tasa de desempleo de más del
20% , una economía en recesión y
recortes sociales, la clase política es
el vivo reflejo de la incompetencia , independientemente que sean de derechas o
de izquierdas forman una pandilla de imbéciles
, con poca formación cultural ( algunos
ni el bachiller tienen) y profesional, que
tiene en sus manos el destino de este
pobre país . Con este panorama, se les
ocurre hacer un debate televisado, con los candidatos de los partidos que más votos
obtienen en las elecciones, y montan el
despliegue mediático para tal circo.
Nada más y nada menos que en la Academia de las Ciencias
y las Artes de Televisión, demasiado escenario para tan pobres malabaristas ,
un pequeño estudio en cualquier cadena de TV, hubiera bastado para el pobre espectáculo
que ofrecieron.
La triste figura del Sr. Rajoy , tenso,
más nervioso que en otras ocasiones, aferrado al guión que llevaba escrito y
que a buen seguro le habrían advertido de no salirse de él, porque de lo
contrario se perdería y difícilmente
sabría encontrar el camino por donde
seguir, dejó una pésima imagen de lo que puede resultar como gobernante de esta
nave medio hundida.
El Sr. Rubalcaba……que cara más
dura, se presenta con un programa que va
cambiar la situación, medidas para crear
empleo, frenar la caída libre de la crisis, proteger las políticas sociales……
eso es lo que va hacer si gana las elecciones,
me pregunto dónde habrá estado este iluminado durante los cuatro últimos
años….....
Los vemos en los mítines, uno
rodeado de viejas glorias, otro de tontas del culo y me pregunto ¿ Dónde estarán
esos jóvenes de los que se dicen son la generación mejor formada de la historia
de este país? Por qué los partidos no se renuevan de una vez y los jerifaltes dejan paso a jóvenes que podrán
representarnos y tener la soltura e imagen que se merece este país? Pero seguimos condenados, pese a nuestra indignación, nuestro descontento, nuestra protesta a tener los mismos gobernantes aunque sea con distinto collar.
No lo he visto como un debate,
propiamente dicho, cada uno hablaba en
su turno y apenas ha habido momentos de enfrentamiento directo, los candidatos se han limitado a los tiempos
que les marcaba el moderador, ha resultado aburrido, encorsetado y sin entrar a
fondo en los verdaderos problemas que preocupan a los españoles.