Casi 25 años después del estreno de la primera entrega, Renée Zellweger vuelve para interpretar por cuarta y última vez el papel que la hizo famosa : Bridget Jones. En esta cuarta película de la saga también volvemos a ver a Hugh Grant, Colin Firth y Emma Thompson.
Es, por supuesto, una película romántica, pero sobre todo, divertida, aunque tiene sus momentos sorprendentemente tristes, el tratamiento del duelo es conmovedor .
Es una película sencilla, pero muy bien interpretada, muy bien escrita (los papeles secundarios excelentes), y es un placer pasar tiempo con esos personajes.
Una película que te deja con una sensación de ligereza y sonrisa. La recomiendo mucho, sobre todo habiendo visto las anteriores.
Después de la muerte del Papa, el cardenal Lawrence recibe la tarea de supervisar al grupo de cardenales de todo el mundo encargados de seleccionar un nuevo líder para la Iglesia. Pero a medida que las maquinaciones políticas dentro del Vaticano se intensifican, se da cuenta de que el difunto les había estado ocultando un secreto que debe descubrir antes de elegir un nuevo Papa.
A través del laberinto de pasillos del Vaticano, “Cónclave” monta un teatro donde resuenan ecos de ambiciones veladas . Sin embargo, detrás de la fachada de un thriller religioso con giros predecibles se esconde un panorama más amplio, explorar las contradicciones de la fe y el funcionamiento de una institución dividida entre la tradición y la renovación.
Sin embargo, no todo se queda en este laberinto sagrado. Los decorados suntuosos, la reconstrucción meticulosa de protocolos y jerarquías y esta tensión palpable entre el fervor religioso y la política confieren a la película una extraña gravedad y el cuestionamiento existencial del papel de la Iglesia en un mundo en perpetuo cambio.
Los actores, la dirección, la fotografía y los guiones a la altura del tema pero siento que deja un regusto de asuntos pendientes.
Basada en la historia real de Aranzazu Berradre Marín, pseudónimo con el que se infiltró una agente de la Policía nacional en la banda terrorista ETA, durante 8 años. Cuando contaba apenas 20 años, la joven consiguió adentrarse en la izquierda abertzale, siendo la única mujer que convivió en un piso con dirigentes de ETA. Durante su infiltración se vio obligada a cortar totalmente lazos familiares, todo para poder desarticular el comando Donosti en un momento crucial en el que la banda declaraba falsamente estar en tregua. Es la historia de una mujer valiente, que cambió su vida para intentar salvar la de otros